Hace mucho frío, muchíiisimo, claro para eso estamos en invierno. Toca manta, sofá, estufita, chocolate calentito,… ver las noticias… y que te vuelva el frío otra vez al ver la conexión en directo con un reportero tiritando. Qué pena da ver al pobre periodista haciendo una conexión en directo entre una tormenta de nieve diciendo el frío que hace.
¿Pero qué ganamos con esto? ¿Ver a un ser humano congelado nos va dar más información que si están sólo las imágenes de los carámbanos o de los ríos helados? Parece ser que sí porque es una constante. No sé cómo lo hacen en las redacciones, pero deben estar rezando para que llegue el verano.
Quizá lo hacen para que realmente veamos cómo el ser humano tiene más resistencia de la que creemos o lo intrépidos que son los reporteros que suben a cotas inaccesibles para dar la noticia. Todo sea que cualquier día alguno se quede aislado. ¿Y para qué? Para dos minutos y medio de conexión (minuto arriba, segundo abajo…)
Últimamente es que no entiendo nada, periodistas que se pasean por el plató antes o durante el informativo, publicidad en forma de noticia de los programas que estrena la cadena y, en invierno, los reporteros congelados.
Pensemos, qué mueve hoy en día a la televisión… uhmmm… ¿la audiencia? Ya está, más blanco que la nieve, un periodista congelado tiritando de frío, balbuceando tiene más tirón que unas imágenes mondas y lirondas. Y si el periodista es zarandeado por una ventisca… bueno… el no va más. ¿Y si se corta la conexión? Sin problema, el telespectador se queda fijo, manteniendo la tensión. ¿Volverá el reportero, se lo habrá llevado el viento, se habrá convertido en muñeco de nieve?
Por favor, señores directores de informativos, dejen de enviar a sus periodistas al frío polar, si ya sabemos que hace frío, mucho. Porque si no lo hiciera, no habría un metro de nieve, ni temperaturas bajo cero, ni carámbanos, ni carreteras cortadas, ni pueblos aislados… ¿para qué una conexión en directo a las 21.00 de la noche?
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